domingo, 8 de mayo de 2011

A veces hay gente que sentís que conocés de toda la vida. Una vez cada tanto, conocés a alguien a quien sentís que le podés contar todo, y realmente tenés ganas de contarle todo. Se conocen hace muy poquito, y un día te encontrás contándole que te comés las uñas de los pies; ese secreto humillante que no le contaste ni a tu vieja, ni a tu hermana, ni a tu cura confesor de confianza (?)*

Nos hacemos grandes amigos, nos gusta juntarnos a ver pelis (porque -lógicamente- nos gustan las mismas pelis). Llega un momento de tensión (tengo el primer parcial de la facu, se divorciaron mis viejos, me asaltaron) y es la primer persona a la que vamos a llamar, solamente él -o ella- va a saber cómo reconfortarnos. Seguramente ya le pasó algo similar, o puede mirarme a los ojos y entender lo que necesito para sentirme mejor: el café con dos cucharadas de azúcar y la leche calentada aparte, un vaso de toddy (porque secretamente me gusta mas que la cindor o el nesquik), un abrazo, cosquillas en los pies, que me cuenten una buena noticia, que vos toques el piano y yo cante una canción, saltar en la cama, mirar las nubes pasar, mirar las estrellas y reconocer las constelaciones, recibir un mensajito de texto avisando que la luna está hermosa. ¿Cómo llega alguien a conocernos así? ¿Alguna vez llegué a conocer así a alguien? ¿Alguna vez fui el refugio tibio de alguna persona?
A veces me siento sola, y pienso en todos los refugios tibios que se volvieron hostiles, y en todos los que destruí. Creo que no sirvo como refugiada.






*¿funciona asi? ¿tenes un cura de confianza, o vas con el que este de turno? ¿se contaran las cosas entre ellos? "no sabés, hoy vino este trastornado que me contó que cuando se está duchando se mete el dedo en el ombligo y piensa en el jardinero!"

martes, 23 de diciembre de 2008

Buenos días

Demasiada seriedad inundaba todos mis blogs. Demasiado tiempo entre posteos (no digo que aca vaya a ser diferente). Demasiada melancolía.
Todo se volvió muy monotemático y por eso hoy, un 23 de diciembre nublado, voy a cambiar. Hoy voy a hablar de algo tonto e irrelevante, de algo que no ocupe mi cabeza o mi alma o mi cuerpo 24 horas al día, y sobre todo de algo que no me haga llorar mientras lo escribo, o a otro mientras lo lee.

Anoche estaba dándome un regio baño de inmersión y limando los cayos de mis pies con el SPIN SPA(R) que compró mi madre en un ataque de estupidez consumista (gracias ma! es bárbaro!!) y me acordé de mi amiga Gaby que está haciendo un tour de romance con un Rosarino y un par de desconocidos más por la patagonia argentina y me puse a pensar en la gente que usa anticonceptivos y forros. ¿En qué piensa esa gente cuando hace esa elección? Está bien que gracias al maravilloso programa de procreación responsable y salud reproductiva (o algo así), ambos productos se pueden conseguir gratis en casi cualquier centro de salud y algunas farmacias selectas, pero... ¿Para qué? Observemos más detenidamente la lógica que me lleva a plantear tal interrogante:
Los preservativos tienen dos grandes funciones:
  1. evitar los embarazos
  2. evitar la transmisión de enfermedades por vía genital
Los anticonceptivos orales tienen una única función:
  1. evitar los embarazos
En general, entiendo que la gente que usa anticonceptivos orales y condones está buscando un refuerzo de (1) evitar embarazos en caso de que, por ejemplo, se pinche un forro. Pero, digo yo, ¿acaso nos preocupa más tener un hijo que una ETS? ¿O sentimos que las probabilidades de embarazarnos son mayores que las de contagiarnos? O sea, cuando tenemos un "problema" con nuestro método de barrara no pensamos "AY NO! Mirá si me agarré hepatitis B!!!"... pensamos "NOOOOOOOOOOOOOOOO ME MUERO SI TENGO UN PIBE!"

Ya boludeé demasiado tomando en cuenta que estoy en el laburo. Pero da para pensarlo.

La próxima, algo deprimente sobre mis amigos que no son amistosos, mis hermanas que no son fraternales, mi madre que no es maternal, o yo, que soy una boluda.

Besotes!

Vor.